viernes, 30 de noviembre de 2012

Importancia del estudio de los elementos constitutivos del Estado.


Importancia del estudio de los elementos constitutivos del Estado:


Partiendo desde el principio del estado como configuración del desarrollo de la humanidad podemos establecer diversas importancias, definiendo el origen del mismo y la forma que contiene cada uno de sus elementos constitutivos, para así poder generar una explicación de carácter teleológico en cuanto a sus estudio.
Para que exista el Estado, entendiéndose este como estructura sociopolítica organizada, con personalidad propia ante los conciudadanos, y reconocimiento ante la comunidad política internacional, deben existir en conjunto sus tres elementos constitutivos, respondiendo a una aritmética horizontal, de la sumatoria del territorio, el poder, y la nación, de la cual tendremos al Estado como producto final de dicha ecuación.

El territorio, se refiere a la porción geográfica delimitada, que ocupa un estado sobre la superficie terrestre sin limitaciones subterráneas ni atmosféricas, considerando además la geografía espacial, como elemento del mismo, este podría definirse como la base del estado, donde reposara la población y se ejercerá la gobernabilidad; para tener un mayor entendimiento sobre la importancia territorial podemos revisar el texto constitucional de la república bolivariana de Venezuela el cual define en su artículo 11 referente al alcance físico de la soberanía, haciendo mención de:  “…el espacio continental e insular, lacustre y fluvial, mar territorial, áreas marinas interiores, históricas y vitales y las comprendidas dentro de las líneas de base recta q ha adoptado o adopte la república; el suelo y subsuelo de estos; espacio aéreo continental, insular y marítimo…”. Ante esta definición constitucional, podemos establecer la gran importancia del dato geográfico, debido a que este ayudara a definir el ejercicio de los derechos referente a la soberanía y a la jurisdicción, que corresponde exclusivamente, en el caso de nuestro país a la república.
Como segundo elemento tenemos la población, y se debe realizar la enumeración por simples cuestiones metodológicas para la elaboración de este análisis, y no por otra distinta. La población es la nación, realizando una redundante analogía del término, y la nación es el conjunto de individuos de la raza humana, seres razonantes que habitan en un lugar determinado, relacionándose y conviviendo entre sí, compartiendo dentro de la diversidad, determinadas características y rasgos culturales, hacemos un énfasis fundamental en cuanto al hecho de determinar la capacidad de relacionarse de los individuos de la especie humana, porque podríamos decir que las poblaciones se trasforman en sociedades debido a la naturaleza y esencia del hombre, partiendo incluso de la definición de Aristóteles del “Zoom Politikon”: del Animal Político o social, atribuyéndole al ser racional la capacidad de relacionarse políticamente. La importancia de este elemento erradica en el hecho de que es de esa necesidad humana de convivencia, de armonía y de desarrollo, que el individuo se relaciona con otros, y que es producto de esa relación social que las estructuras del hombre organizadas como sociedad, donde surge el verdadero sentido del estado, es aquí donde nace también la necesidad de establecer parámetros de convivencia para lograr la máxima felicidad del hombre, y esta armonía podría ser entendida invocando a Rousseau cuando este se refiere al contrato social, como la más pura forma de convivencia, allí quizás en las líneas del pensamiento político de este gran maestro, podríamos encontrar el génesis del Gobierno, no sin antes aclarar que es el pueblo y la voluntad del mismo, quienes consolidan en nuestra república las grandes trasformaciones sociopolíticas, es por estas razones que antes de definir la importancia del gobierno como tercer elemento, debemos por medio del artículo 5 de nuestra constitución, definir esa facultad inherente al individuo llamada soberanía, la cual residirá de forma intransferible en el pueblo, y preciso es citar, al padre del liberalismo moderno, John Locke quien propone que la soberanía emana del pueblo; que la propiedad, la vida, la libertad y el derecho a la felicidad son derechos naturales de los hombres, anteriores a la constitución de la sociedad.
El último elemento es el poder, o gobierno, y hablar de poder es establecer una acción facultativa, que en cierto modo puede ser considerada opresiva en algunas sociedades, ordenadora en muchas otras, de manera que, sería mejor establecer, específicamente en el caso venezolano, el termino gobierno que va completamente ligado al poder, pues hablar del mismo remite a una institución con facultades limitadas, producto de la voluntad de una sociedad, por ser consecuencia de la soberanía del pueblo, citando nuevamente a Rousseau: “Es el ejercicio legitimo del poder ejecutivo” quien además estableció una simbiosis perfecta al mantener la tesis de que el gobierno es un cuerpo intermedio establecido entre los sujetos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política, esto ante la necesidad de los hombres de ser regidos mediante normativas que regulen sus conductas para así garantizar la armonía y la paz social.
A esta necesidad han correspondido infinidades de tesis basadas en el contrato social, Thomas Hobbes por ejemplo en su tratado El Leviatán, establece que el hombre por naturaleza es libre, por lo tanto debe  estar sometido ante el poderío de un sistema normativo, el hombre acepta vivir bajo estos preceptos, según Hobbes, pero si rompe este pacto, se vuelve enemigo de la sociedad, y deberá ser castigado por la fuerza del gobierno; pero no es el extremo radical del poder lo que necesita la sociedad, pues no existe monstruo alguno que pueda realmente alimentarse de aquellos que transgredan el pacto de convivencia social. Es Voltaire quien establece una justificación legitima de dicho pacto: El instinto y la razón del individuo le lleva a respetar y promover tal pacto. El propósito de la moral es enseñarnos los principios de esta convivencia fructífera”.
Montesquieu, a través del Espíritu de las leyes establecería el principio del poder fundamentado en un trinomio de separación de los mismos, diferenciando y autonomizando el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial, con el fin de generar un control de los mismos, en nuestro caso venezolano esta concepción trasciende al hecho de que la distribución del poder público se formaliza en 5 elementos, el ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y ciudadano. 
La importancia del gobierno es que este surge de la facultad soberana y siempre estará sometido a ese poder originario como respuesta de las mayorías, que tienen el objeto supremo de alcanzar la plena felicidad, es por ello que depositan en el mismo, las expectativas de que este, será garante de los derechos, promovedor de los deberes, y ejecutor de las sanciones, para que así pueda construirse El Estado.
Finalmente habiendo definido y analizado la importancia de los elementos que forman en su conjunto el estado, podemos decir, que este es el cuerpo formado por una determinación geográfica llamada territorio, donde vivirán, se relacionaran y desarrollaran los individuos, que movidos por esa necesidad natural de sobrevivencia constituida por el ciclo de evolución y adaptación, se trasforma en un conjunto, construyendo así la sociedad, llamada nación, y está en su totalidad es detentadora legitima del derecho inherente a cada individuo que lo impulsara a generar por medio de la soberanía, un ente organizado que será garante de sus derechos al delegar facultades al poder ejecutivo que defenderá, por medio de sus atribuciones al colectivo de cualquier posible amenaza interna o externa, es la sociedad misma, por medio de sus buenas costumbres y preceptos morales, impulsara al legislador como representante de los ciudadanos a crear las leyes que los regirán, siendo el poder judicial como máxima autoridad jurisdiccional, quien administrara la justicia, siendo rector de dichos procesos; y que los anteriores mencionados estarán sometidos y este a su vez al poder ciudadano como máximo defensor del pueblo y contralor de las intenciones morales, y por último un poder electoral quien deberá ser el más imparcial de los poderes sin menoscabo o aludimiento a ninguno de los ya mencionados, pero de este dependerá la sustentabilidad de los derechos democráticos y políticos de los ciudadanos, pues es quien tiene el deber de resguardar la expresión popular y la formalización mediante el sufragio de la voluntad soberana, así se constituye el gobierno; de la fusión de estos tres elementos nacerá El Estado, y en Venezuela su importancia consagrada en nuestra carta magna, está orientada hacia los fines supremos de  la justicia, el federalismo, la descentralización, la igualdad social, la participación protagónica, la democracia; para así consolidar los valores de libertad, independencia, la paz, solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; promoviendo la autodeterminación del pueblo soberano, rechazando la intervención de factores externos, es así como se constituye en nuestro país un estado democrático y social, de derecho y de justicia, que establece la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en nuestra constitución.
La importancia fundamental del estudio de los elementos vistos anteriormente, erradica en el hecho de que a través de su entendimiento puede dársele la orientación correcta hacia la construcción de un Estado democrático, que pregone la participación como mecanismo fundamental para el desarrollo de sus habitantes, y que impere la justicia como medio para consolidación del bien común.
Tengamos la certeza de que el estado responderá a la voluntad del pueblo soberano, cuando este tenga el deseo y la necesidad de orientarlo hacia el camino de la paz y el bien común, es por ello que la participación ciudadana dentro de los términos democráticos es fundamental para lograr las grandes trasformaciones de nuestro país; el estado tendrá tanto poder como el pueblo, y cuando este sobrepase sus límites, entonces los ciudadanos tendrán por medio de las facultades constitucionales el derecho a revocarle.
Nuestro libertador Simón Bolívar en su doctrina plasmo una incógnita que quedara como huella en la eternidad: “que virtudes es preciso tener para poseer una inmensa autoridad sin abusar de ella”, pues Ulpiano podría definir esas virtudes en estos preceptos: “Honeste vivere, alterum non laedere et suum quique tribuere”  quien tenga la virtud de vivir honestamente, de no dañar a nadie, y de dar a cada quien lo que merece.  
Javier Andrés Alburjas.
alburjasjavier.blogspot. com

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